En un mundo donde las agendas están saturadas y el burnout acecha, planificar sesiones de trabajo efectivas no debería ser un rompecabezas. ¿Y si en lugar de añadir presión, las convirtiéramos en oportunidades para crecer, conectar y cuidar nuestro bienestar? Aquí Carolina Rodriguez Turati comparte un enfoque simple para diseñar reuniones que equilibren productividad, desarrollo de habilidades blandas y un toque humano.
1. Define un propósito claro (y humano)
Antes de convocar a tu equipo, pregúntate: ¿qué queremos lograr? No se trata solo de tareas, sino de cómo esta sesión puede beneficiar a las personas. Por ejemplo, una reunión para coordinar proyectos puede también ser un espacio para practicar escucha activa o empatía. Un propósito como “alinearnos en prioridades mientras fortalecemos la colaboración” pone el foco en resultados y bienestar.
2. Menos es más: Estructura ligera
Olvídate de agendas interminables. Una sesión sencilla podría durar 60 minutos con tres bloques:
10 min – Conexión: Arranca con algo ligero, como preguntar “¿Qué te energiza hoy?”. Esto fomenta confianza y relajación.
40 min – Núcleo: Aborda el tema central con espacio para diálogo. Usa preguntas abiertas para invitar ideas y practicar comunicación efectiva.
10 min – Cierre: Resume acciones y agradece. Reconocer aportes refuerza el sentido de equipo.
3. Integra bienestar desde el diseño
El ritmo importa. Si es virtual, incluye una pausa de 2 minutos para estirarse o respirar. Si es presencial, asegúrate de que haya agua o un ambiente cómodo. Pequeños gestos como estos muestran cuidado y mantienen la energía. Además, evita llenar cada segundo: el silencio o las pausas dan espacio para reflexionar, una habilidad blanda clave.
4. Soft skills en acción
Haz que la sesión sea un laboratorio para crecer. Por ejemplo:
- Resolución de problemas: Plantea un desafío y deja que el equipo lo desmenuce juntos.
- Adaptabilidad: Si algo se desvía, ajusta el plan sin estrés y muestra flexibilidad.
- Feedback: Dedica un momento a compartir una observación positiva sobre el grupo.
5. Evalúa y ajusta
Al final, pide una opinión rápida: “¿Qué te llevas de hoy?”. Esto no solo mide el pulso del equipo, sino que fomenta una cultura de mejora continua. Si notas tensión o desgaste, la próxima vez prueba reducir la duración o cambiar el formato.
Un impacto que trasciende
Planificar sesiones sencillas no es sólo eficiencia; es una apuesta por el bienestar y el crecimiento colectivo. Cuando priorizamos la conexión y las habilidades blandas, transformamos reuniones rutinarias en momentos que suman valor humano..
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